Manfred Albrecht von Richthofen: El barón rojo

Manfred Albrecht Freiherr von Richthofen fue un aviador alemán conocido como el Barón Rojo por el color del que pintaba sus aviones.

El origen de la aristocracia está muy unido a la caballería, por eso el joven teniente Richthofen no entendía que su regimiento, apenas comenzada la guerra mundial, se transformara en una unidad de infantes.

Richthofen solicitó su traslado al arma aérea. Pensaba que algún parecido tienen los pilotos con los antiguos caballeros, y que la guerra en el aire todavía dejaba espacio a un código de honor y de respeto entre los contendientes. Allá arriba la estética y la ética es distinta: Wermer Voss, uno de los ‘ases’ alemanes, volaba siempre enfundado en su uniforme de gala, como si acudiese a un baile de la familia imperial. Richthofen, por su parte, dejaba escapar a sus enemigos si los daños de sus aparatos les impedían continuar el combate.

A los 24 años era el comandante de la mejor escuadrilla, la 11º Jasta. Sólo durante abril de 1917 su unidad derribó 88 aviones británicos de un total de 151 victorias obtenidas por los alemanes. La expectativa media de vida de un aviador británico en el Frente Occidental durante aquel mes, que se llamó abril sangriento, era de 23 días.

El Barón Rojo nació el 2 de mayo de 1892 en la capital de Silesia, hoy perteneciente a Polonia, en el seno de una familia de aristócratas terratenientes. Se batía en el aire como en la época de la caballería, permitiendo incluso escapar a sus víctimas malheridas. Curiosamente en la academia de aviadores no fue de lo mejor, pero en combate fue único.

El 6 de julio de 1917 recibió una bala perdida en el cráneo que le lesionó el cerebro, pero él siguió volando pese a estar incapacitado ya para soportar alturas. Se comportaba como si fuera inmune a la muerte, no tomando ninguna precaución y en contra de las reglas fundamentales de vuelo que había escrito en su manual. Llevó vendada la cabeza durante mucho tiempo. Poco después recibió un Fokker Dr I, un triplano que también pintó de rojo y tenía gran agilidad, pero si se mantenía en rumbo fijo muchos minutos se convertía en presa fácil.

Lo derribaron la mañana del 21 de abril de 1918 cerca del río Somme, en el norte de Francia. Tenía 25 años. Según las fuentes oficiales fue el capitán canadiense Roy Brown el que consiguió matarlo, aunque nuevas investigaciones apuntan a que fue el soldado de infantería australiano Evans el que disparó desde tierra.

Los británicos lo enterraron con todos los honores militares y le rindieron tributo. Su ataúd, cubierto de flores, fue cargado por seis miembros del escuadrón 209. Soldados australianos presentaron armas y lanzaron tres salvas en su honor. En su lápida, que se encuentra en el mismo lugar en donde cayó, se puede leer en su epitafio:

"Aquí yace un valiente, un noble adversario y un verdadero hombre de honor. Que descanse en paz".


Todos debemos ser héroes en nuestras vidas buscando la plenitud de vida cristiana en lo ordinario