“Las personas son el activo más importante de la sociedad”

Entre sus amigos, hay quien le considera, más que un periodista, una agencia de noticias, por su alto nivel de productividad informativa. Licenciado en Empresariales, sus conocimientos y su criterio en temas económicos han hecho de él un filón para buen número de programas y de medios del grupo. Colabora diariamente con Capital mediodía y Cierre de mercados, en radio y televisión. Además acude varias veces por semana a la tertulia de El balance, en Intereconomía Business, y escribe en el semanario ALBA, la revista Época y el diario La Gaceta. Si se lo rifan todos los medios del grupo, por algo será.
(En la fotografía Sonsoles Calavera (izda.) y Luis Losada (dcha.), en El Plató)

-Es un buen piropo profesional que le consideren ‘Losada Press’, ¿no?


-Es que la información me gusta.

-Ya se nota. ¿No le estresa tanto pluriempleo?

-No. Descanso los sábados como los judíos. Tengo una adicción a la información. Lo paso mal si algún día no leo el periódico.

En verano aprovecha para hacer cursos, ir a conferencias… El pasado estudió a fondo la última encíclica del Papa. No recuerda haber descansado cuatro semanas seguidas, porque le parece hasta insano pasar tanto tiempo de ‘vuelta y vuelta’.

-¿Y para descansar?

-Dormir, ordenar, leer, visitar amigos, invitarlos a comer…

-Estudió Empresariales para… ¿ser periodista?

-En COU les dije a mis padres que quería estudiar Periodismo. Y me dijeron que mejor algo serio. Fui a ver a un profesor de periodismo: José Carlos García Fajardo, que me dijo: “Si quieres ser periodista, lo serás, pero no hagas la carrera, porque para escribir siempre hay tiempo”. Le hice caso y estoy muy contento.

Estudió en Icade y uno de los buenos recuerdos que guarda de esa época es la asociación universitaria en la que montaban conferencias como la primera, que fue un éxito, con Jesús Poveda, y otras sobre el felipismo o la negociación con ETA. Siempre le ha interesado mucho la actualidad. Su padre, Agustín, además de ser un excelente padre de familia y una gran persona, tenía (y tiene) una enorme inquietud cultural y social y gran interés por seguir de cerca lo que pasa por el mundo. Jamás se perdía el Telediario y al final se lo contagió. Ya desde niño, a Luis le tiraba la prensa. Su primer periódico lo hizo a los seis años y su primera revista, en el colegio.

-¿A qué colegio fue?

-Al de los jesuitas. Fue una escuela de compañerismo, de generosidad, de justicia social. Los jesuitas nos educaban para ser gestores del cambio, con profesores que quemaron su vida por nosotros.

-¿Qué recuerdos son los mejores de cuando era pequeño?

-Nosotros veraneábamos en El Escorial y me gustaba mucho subir en bici a la Silla de Felipe II y bajar sin frenos, a toda velocidad, con mis amigos. Si se cruzaba un coche, nos matábamos al 100% de seguridad. Y también me gustaba mucho ir a la hamburguesería Wendy, hacer guerra de ketchup y llegar a casa hechos unos guarros.

-¿Qué es lo que más agradece a sus padres?

-En primer lugar, el espíritu de austeridad. Nunca nos ha faltado nada pero tampoco nos ha sobrado. Y su generosidad. Yo he visto a mi padre darle su abrigo a un pobre y esas cosas imprimen carácter.

-¿Cuál es la mejor etapa de la vida?

-Tengo muchas. El colegio, la universidad. Los primeros años profesionales no fueron tan buenos, pero ahora me lo paso muy bien.

-¿Empezó a trabajar nada más terminar la carrera?

-Envié un currículum a 100 medios y me llamaron de Recoletos, para dirigir una news letter de contabilidad y auditoría.

Entonces hizo fuentes de mucho nivel. Tanto que a una de ellas la asesinaron porque hacía auditoría pública: sabía quién robaba y lo contaba. Después de intentar montar un par de negocios, aterrizó en el portal intereconomia.com, pasó por el programa La puntilla, con Ramón Pi, y a partir de ahí, ya sabe lo que es trabajar en casi todos los medios de Intereconomía.

-También está abonado desde hace años al Consejo de Ministros. ¿Es tan valiosa la vicepresidenta como dicen?

-Sí, es muy trabajadora. Es el alma ideológica del Gobierno. El contrapunto de Zapatero, que tiene fama de vago. Y está obsesionada con una ingeniería social y lo vive como una religión, en la que ella es la papisa.

-¿Una religión atea?

-Sí. Y lo llena todo. Es la impulsora del matrimonio homosexual, del divorcio exprés, de la nueva ley del aborto. Para ellos, la Iglesia ha sido un obstáculo para el desarrollo social, con el que hay que acabar. Y ella, que se educó en un colegio de monjas, sabe cómo tratarla y manipularla.

-Ustedes, amigos, amigos… no son, ¿no?

-Es una relación de amor-odio. Y es muy llamativo porque hay un sectarismo muy potente. Yo levanto la mano siempre y tengo una tasa de éxito del 30%. Ella da la palabra a los periodistas que le preguntan temas previsibles: Radio Nacional, Telecinco, TVE. Lleva la chuleta y la suelta. Yo le hago preguntas muy incómodas, porque van al fondo ideológico y también a temas económicos y ella no es una experta.

Sónsoles Calavera
ALBA