¿De pueblo? ¡No! De aldea...

   Hipólito ha trabajado en muchas cosas: en una fábrica de neveras, como vendedor de libros a domicilio, cobrador de recibos, etc., hasta que ingresó en Correos, aunque siguió pluriempleado.

Es hermoso ver la mano de Dios en tu vida cuando vas cumpliendo años. Tengo 77. Y el Señor me ha dado buen humor. Con cierta frecuencia, algún amigo más joven, para tomarme el pelo con afecto y tirarme de la lengua, inicia la conversación diciendo:

Hipólito, tú que eres de pueblo y has hecho la trashumancia…

Yo siempre respondo: ¿De pueblo? ¡No!, de aldea, que no es lo mismo…

Una cena-coloquio sobre la España profunda

Hace unos meses me invitaron como ponente a una cena-coloquio con jóvenes profesionales. En otras ocasiones habían hablado de bioética, de cooperación al desarrollo, de misiones de paz de militares en zonas de conflicto, de arte y de música, de macroeconomía…

Opus Dei - Vista aérea de Pajareros, el pueblo de Hipólito
Vista aérea de Pajareros, el pueblo de Hipólito
El título de la sesión que me proponían era divertido y guasón, acorde con el sentido del humor del organizador, que me conoce bien: La España profunda: recuerdos de un pastor abulense de la aldea de Pajarejos; y de cómo después de fabricar neveras y vender libros acabó siendo cartero; pasando tras su jubilación a trabajar en una fundación, cultivando en sus ratos libres el carisma peregrinatorio.

Recordamos tiempos de penuria, de la vida dura del campo y de la ganadería en los años cuarenta y cincuenta, de noches al raso –como los pastores de Belén– o en ventas y posadas malolientes donde nos juntábamos tratantes de ganado (chalanes), estraperlistas y pastores alrededor de un gran caldero que preparaba la posadera para cenar; de gente recia y buena que hacía largos viajes con el ganado en busca de pastos. A los ingenieros, abogados, periodistas y médicos asistentes se les abrían los ojos. También se les abrió el apetito, con una sartén de migas estilo pastor, que les llevé para ambientar el coloquio.

Opus Dei - Hipólito, sentado en su mesa del Centro Académico Fundación
Hipólito, sentado en su mesa del Centro Académico Fundación
En esa tertulia quisieron saber qué pasó después de mi infancia y adolescencia como pastor y agricultor. Les conté cómo hice “la mili” y como me vine a vivir a Madrid con mi maleta de cartón, al popular barrio de Usera.

Trabajé en muchas cosas: en una fábrica de neveras, como vendedor de libros a domicilio, cobrador de recibos, etc., hasta que ingresé en Correos, aunque seguí pluriempleado. Fueron muchos años pateando mi barrio, conociendo a miles de personas, que muchos años después nos seguimos saludando por las calles pues en el barrio soy el cartero.

"Entendí el Opus Dei de manera sencilla y natural"

Me casé. Carmen y yo tenemos tres hijos. Hemos procurado educarles bien y, gracias a Dios, todos han podido hacer una carrera universitaria y son muy queridos en sus trabajos.

Cuando conocí el Opus Dei, hace 30 años, todo lo entendí de una manera sencilla y natural: era lo que siempre había soñado. Y el cartero escribió la carta, pidiendo la admisión, y diariamente da gracias a Dios por esa gracia maravillosa e inmerecida.

Opus Dei - De peregrinacion en Lourdes
De peregrinacion en Lourdes
Y llegó el momento de la jubilación. Comencé a trabajar en el Centro Académico Romano Fundación, donde he podido hacer uso de mis conocimientos postales al servicio de esa labor, que permite la formación de tantos sacerdotes del mundo entero. Disfruto mucho con mi trabajo y con el ambiente de alegría que se vive en la Fundación. Este trabajo me ayuda a tratar mucho a San Josemaría, muy unido a las intenciones del Papa y del Prelado del Opus Dei.

"Que el Señor me conserve andarín y animoso"

Lo de las peregrinaciones surgió de manera sencilla. Tomé el relevo de un matrimonio que organizaba algunas peregrinaciones. Mucha gente se fue animando. Es una buena oportunidad para muchas personas se acerquen más a Dios. Nuestra Madre es muy Madre y Ella se encarga de que los que acuden a visitarle salgan renovados.

Opus Dei - La sierra de Gredos desde Pajarejos
La sierra de Gredos desde Pajarejos
En Lourdes, en Fátima, en Torreciudad, en tantos otros santuarios, muchos cientos de personas se han confesado y han avivado su vida cristiana. Con los años, son ya muchas las peregrinaciones y conozco bien a los conductores de los autobuses, los dueños de los hoteles. Con todos puedes ir hablando de Dios. En el autobús aprovecho para poner algún DVD sobre San Josemaría o algunos buenos documentales con sustancia cristiana.

Cuando llegan las inevitables goteras de la edad y hay que pasar por hospitales es bonito ver la cantidad de amigos que te visitan. Pido al Señor que, si es su voluntad, me conserve andarín y animoso, como siempre he sido, para seguirle al paso que Él quiera y servir a muchas personas.


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