“El amor exclusivo, recíproco, fiel… ¡eso sí que es una gozada!”

Le quedan tres años para cumplir los 40 y está preparada para todas las crisis matrimoniales que le puedan llegar. Mientras tanto, se agarra con fuerza a su marido, a sus dos hijos y al proyecto de vida que tienen en común. Susana Moreu (en la fotografía) arquitecto técnico y orientadora familiar, desea que su libro (…Y fueron felices) circule por institutos, se lo empapen los jóvenes ávidos de escuchar otras noticias acerca del amor y la sexualidad, y sobre todo, se siga mencionando en bodas civiles. Paradojas de la vida.

-¿Cómo vendería a los jóvenes que el matrimonio es un proyecto de felicidad?

-En todas las relaciones humanas se busca el para siempre. Deseamos una amistad que dure para siempre. Deseamos que la persona que queremos nos ame sin fecha de caducidad. El matrimonio es la relación estrella y para que dure toda la vida, implica una donación total, definitiva y excluyente. ¿Qué mayor libertad que te quieran de esta manera?

-Pero los jóvenes están en otra onda.

-Amar es amar en cuerpo y alma, con el corazón. Si nuestra vida se basa en relaciones esporádicas, inestables, epidérmicas, el amor se empequeñece. Y cuando uno llega a una edad y aspira a una relación duradera, no puede mantenerla. Está resentido, ha recibido poco porque se ha dado mal, no se ha comprometido y desconfía del otro.

-Si tanto lo deseamos, amar y ser amados, ¿por qué es tan difícil mantenerlo?

-Es que no lo deseamos de verdad. Un deseo de estas dimensiones se construye día a día. Si no luchamos por mantener ese amor, se quedará en un mal sueño. Si
de verdad nos importa la felicidad, hay que luchar por hacer crecer el amor.

-Amor exclusivo, recíproco, de donación, complementario, fiel… Imposible, una utopía, dicen muchos.

-Todo el mundo sueña con este tipo de amor. Lo he dicho antes: muchos jóvenes están resentidos con el amor. No quieren darse del todo porque desconfían de la persona a la que supuestamente aman. Se pasan la vida desgastándose en sustitutos del amor, y cuando quieren amar de verdad, no pueden, porque continuamente esperan a otra persona que será mejor. En cambio, el amor exclusivo, recíproco, de donación, complementario, fiel… ¡eso sí que es una gozada!

-Individualismo, hedonismo, egoísmo… ¿gérmenes que provocan divorcios?

-Influye, pero no echemos toda la culpa a la sociedad. Es cierto que a los jóvenes no se les invita a descubrir la belleza del amor de verdad y para siempre. Se les arroja irremediablemente a experimentar viviencias superficiales, buscando el placer inmediato. Pero los divorcios vienen por diversas causas. Se elige mal, no se conoce al otro de verdad, y lo que es peor, no se le acepta.

-Escuché en una película: “¡Qué horror, acostarme con el mismo tío/a toda vida…”.

-La vida sexual se va madurando, desarrollando y mejorando. ¡Qué pena vivir este proceso con varias personas a la vez, y no con la persona que amas! El sexo mejora con los años y con la misma persona.

-Inmadurez. Una de las causas de fracaso matrimonial. ¿Qué es ser maduro?

-Una persona reflexiva a la hora de tomar decisiones es capaz de elegir la mejor y asume las consecuencias de su elección. No echa la culpa de lo que le ocurre a los demás. Aunque se equivoque, rectifica.

-¿Qué hay que saber y conocer del otro para evitar sorpresas después del sí, quiero?

-Conocer sus virtudes, sus defectos, su temperamento, su carácter, su plano afectivo, su forma de darse, su vida espiritual… Una vez que conocemos al otro como es, hay que aceptarle y no esperar a que… ¡ya cambiará!

-Tres secretos para que el matrimonio dure, pero no me diga sacrificio, que echa para atrás…

-Espero que si muero antes que mi marido, diga de mí: “¡Qué divertida fue!”.

Susana Moreu,
Y fueron felices, (EUNSA, 2010)

ALBA